martes, 14 de enero de 2014

LA PODOLOGÍA GERIÁTRICA

A lo largo de la vida nuestros pies han soportado mucho peso, han caminado mucho y sus músculos, huesos, articulaciones… también se ven afectados por el envejecimiento. El cuidado de los pies durante la tercera edad, junto con tratamientos ortopédicos adecuados y/o ayudas para la marcha pueden mejorar la independencia del anciano, prevenir caídas y otros problemas asociados a la inmovilidad.

 El podólogo es el profesional indicado para detectar las posibles anomalías y deformidades en el pie que pueden dificultar la deambulación antes de que generen complicaciones más graves. Asimismo, en los casos necesarios, aconsejará proteger las prominencias óseas y deformidades de los pies con el uso de ortesis de siliconas o la confección de plantillas, eliminación de durezas o callos y un corte de uñas correcto.
Juanetes, dedos en garra y aplanamiento del pie son, además de las patologías que más frecuentemente afectan a las personas mayores, un riesgo para la salud. Los problemas en los pies, unidos a la debilidad de los miembros inferiores y la falta de equilibrio, pueden propiciar caídas de graves consecuencias a partir de determinada edad. 
TRATAMIENTO DEL PIE GERIÁTRICO

Antes de comenzar con el tratamiento hay que destacar la importancia de la prevención, ya que una vez instaurada la patología se hace muy difícil su tratamiento.
Destacamos las siguientes indicaciones:

  • No utilizar antisépticos fuertes o parches para callos ya que estos preparados son de naturaleza ácida y destruyen los tejidos.
  • Evitar los baños con agua fría o muy caliente, así como la manta eléctrica.
  • Evitar vicios posturales: Intentar realizar una marcha correcta y un apoyo de los pies adecuado.
  • Ejercicios específicos para el pie: Caminar de puntillas y/o talones una distancia de 10m, varias veces al día.
  • Calzado: Holgado y flexible que permita sentirse cómodo en la pisada y una suela antideslizante. Evitar punteras cerradas y tacón alto.
  • Evitar las medias o calcetines que compriman demasiado.
  • Higiene: Lavado y secado minucioso del pie diariamente, haciendo hincapié en la zona interdigital.
  • Uñas: Cuidado estricto de las uñas, vigilando la posible aparición de malformaciones o durezas.Cortarlas siempre rectas.
  • Se deben inspeccionar los pies a diario y verificar si existe enrojecimiento, ampollas, cortes o raspaduras, grietas entre los dedos, así como decoloraciones o falta de sensibilidad.

Algo tan simple como poder caminar bien es de importancia vital para aumentar la autoestima de las personas mayores, pues les hace independientes y les permite mantener una vida social satisfactoria, mejorando su calidad de vida.

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