El podólogo es un profesional cualificado que ha sido preparado para la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las condiciones anormales de los pies y de los miembros inferiores. Actúa también en la prevención y corrección de las deformidades de los pies.
Los motivos más frecuentes de consulta
- Las infecciones por hongos de las uñas de los dedos de los pies (onocomicosis).
- Las onicocriptosis o encarnación de las uñas, que son muy dolorosas y pueden llegar a provocar diversas infecciones.
- La bromhidrosis, afección de la piel provocada por la descomposición de la sudoración, provocando un característico olor fétido.
- El pie de atleta, cuyo nombre científico es tinea pedis o tiña de los pies. Una infección por hongos muy frecuente, en muchos casos bastante rebelde.
- Los callos (helomas) son durezas (hiperqueratosis) en una zona superficial circunscrita, producidas por un traumatismo repetido, generalmente a causa de una prominencia ósea o un defecto del calzado.
¿A quién puede tratar un Podólogo?
- Es aconsejable a todas las edades realizar un revisión anual de los pies aunque no haya ninguna molestia, simplemente para confirmar que todo está bien, aclarar dudas que se tengan sobre el cuidado de los pies, cuál es el calzado más adecuado o cualquier otra cuestión que se pueda presentar.
- Siempre que duela un pie hay que acudir al podólogo: dependiendo de la edad puede tratarse de un problema diferente.
- Los podólogos no tratan sólo a las personas mayores.
- En los recién nacidos y durante los primeros meses de vida comprueban que el crecimiento de las uñas sea normal y que no aparezcan problemas de encarnamiento.
- En los niños el problema más habitual es el de los papilomas que se cogen en duchas o piscinas públicas y los problemas de pie cavo o plano.
- Durante la adolescencia también son frecuentes las uñas encarnadas, los papilomas y las infecciones por hongos (pie de atleta) .
- En el adulto las patologías más habituales son:
- las durezas en las plantas de los pies
- los problemas por una sudoración excesiva
- infecciones por hongos o bacterias
- uñas encarnadas
- pies planos o cavos que no se han tratado con anterioridad
- las fascitis plantares (dolores en el arco o en la zona de los talones de los pies)
- lesiones deportivas mal curadas que sobrecargan el pie en determinadas zonas y provocan dolores
- inestabilidad de los tobillos que provocan esguinces repetidos
- pies cansados debido a algunos tipos de trabajos o actividades
- En los ancianos las patologías más frecuentes serán:
- Las durezas, clavos y "ojos de gallo" entre los dedos debido al uso de calzado incorrecto durante la juventud
- los juanetes, dedos en martillo, dedos en garra
- el aumento de presión en las plantas de los pies por pies planos o cavos que no se han tratado
Consejos prácticos para el cuidado de los pies
- Lávese bien los pies cada día con un jabón o gel con un PH no superior al 5,5.
- Secarse bien los pies después del baño, teniendo mucho cuidado sobretodo entre los dedos.
- Cortar las uñas de forma correcta, sin meterse por las esquinas, no cortarla excesivamente.
- Limarlas bien. A veces hay un tipo de uña que no se puede cortar recta, hay que ir concuidado o que la corte el podólogo.
- Si tiene la piel excesivamente reseca o con muchas durezas en los talones, y no se soluciona con la crema hidratante habitual, consulte a su podólogo para que le recomiende una crema a la concentración adecuada.
- Cada persona debe utilizar sus propios utensilios para el cuidado y limpieza de sus pies.
- Proteger los pies con fibras naturales como el algodón, la lana o el lino, adecuado a cada época del año.
- No lleve calzado estrecho ni con punta estrecha que le oprima los dedos. Los zapatos de piel y suela de cuero permiten una mejor transpiración del pie.
- Cada zapato tiene su ocasión, es recomendable llevar el calzado adecuado para cada actividad que tenemos que hacer, no es recomendable ir a pasear o hacer caminatas con tacones.
- Si tiene usted un exceso de sudoración en el pie, tenga en cuenta que favorece la aparición de infecciones, consulte a su podólogo para que le aconseje el producto más adecuado para esta causa y las recomendaciones a seguir.
- No utilice callicidas ni otros productos abrasivos para el tratamiento de callosidades sin la indicación del podólogo, debe recordarse que los callos se producen por presión, roce y fricción con el calzado, por la forma de caminar o por la estructura del pie, por lo que si no se actúa ante la causa del callo éste volverá a reproducirse.
- Evitar el sedentarismo es bueno para la circulación sanguínea de los pies, es recomendable hacer deporte.
- Cualquier anomalía que detecten en sus pies debe ser consultada enseguida con su podólogo, así como cualquier alteración al caminar, cansancio excesivo, dolor o alguna sintomatología que no han tenido en otra ocasión.
Pie de riesgo
Desde esta área también se realiza el control y prevención de pies de riesgo, como es el pie diabético, en el que tanto la afectación vascular (llegada insuficiente de sangre a los pies) como la neurológica (disminución de la sensibilidad en los pies) deben ser detectadas con la mayor prontitud, para instaurar un tratamiento que prevenga las graves lesiones que pueden desarrollarse en este tipo de pies.
Es por ello necesario realizar pruebas preventivas en todos los pacientes diabéticos al menos una vez al año, así como acudir a un centro podológico ante cualquier anomalía de los pies por pequeña que sea.
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