martes, 18 de marzo de 2014

CAMINAR DE MANERA SALUDABLE

Ahora que empieza el buen tiempo, a muchos de nosotros nos  apetece salir a dar un paseo, bien en familia o solo. Son múltiples los beneficios que se obtienen al caminar: aumenta el latido cardíaco y mejora la contracción del corazón, ayuda a mantener una respiración constante más saludable para oxigenar el organismo y favorece la circulación sanguínea de retorno.

 Eso sí, conviene que este ejercicio sea realizado de forma adecuada:
-Realizar un pequeño calentamiento inicial. Pueden consistir en hacer movimientos de rotación de los pies con movimientos de tobillo.
-Caminar con una zancada natural. La forma de andar es muy importante para prevenir lesiones. Hay que evitar realizar zancadas más amplias pensando que así se rinde más al caminar, ya que sobrecargan los ligamentos de la pelvis y los músculos esqueléticos. La biomecánica natural lleva a realizar un aterrizaje con el talón y a tomar impulso con el antepié, de esta forma el cuerpo humano consigue repartir de manera equilibrada todo su peso en una estructura ósea tan pequeña como el pie.
-Utilizar el braceo como parte del ejercicio. El cuerpo necesita de los brazos para equilibrar el paso, así las extremidades superiores e inferiores se contrabalancean y el ejercicio implica de forma global al individuo.
-Treinta minutos diarios sin detenerse. La actividad sostenida es la que reporta los mayores beneficios al caminar.
-Comenzar en terrenos planos con poca inclinación, y mejor tierra que asfalto. Si se está comenzando a instaurar el hábito de caminar, es conveniente comenzar en lugares en los que no existan cuestas o pendientes y, si es posible, hacerlo en parques públicos o caminos de tierra, puesto que la pisada es más suave.
-Postura: Una buena postura te permitirá respirar bien y mantener la línea corporal. Si te cuesta andar erguido, intenta hacer unos ejercicios abdominales para fortalecer los músculos.
-Bebe agua: Es muy importante beber agua antes, durante y después de caminar.
-La clave del éxito: utilizar un calzado adecuado para el terreno y la estación del año. Existen distintos tipos de calzado que sujetan el pie y lo protegen de las condiciones ambientales y de las lesiones. Lo principal es que el calzado no aporte inestabilidad al talón, con lo que se evitan esguinces, y que amortigüe la pisada, ya que en caso contrario podemos sufrir desde inflamación (fascitis plantar) hasta una fractura por estrés causada por el exceso de presión.


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